sábado, 17 de diciembre de 2011

Evaluación de las Competencias Básicas


Evaluación de  las competencias básicas.

El pasado día 14 de diciembre volvimos a la universidad de Salamanca para hablar de evaluación de competencias básicas. Como en otras ocasiones, la presentación se hizo a un grupo de alumnos del máster de profesorado de educación secundaria. Debemos agradecer esta oportunidad, una vez más, a dos apasionadas y grandes profesionales de la educación, además de profesoras de esta universidad, Francisca Gallego y Raquel Cruz, que "vive la educación", que  tuvo en su padre, seguramente, al mejor de los maestros, al cual recordaba diciendo que siempre le decía que ...“el que se atreve a enseñar, no puede dejar de aprender”. Frase que utilizó para finalizar su tesis doctoral premiada con la máxima distinción.

Iniciamos nuestra intervención con alguna referencia a lo que nos decía Perrenoud sobre el problema principal de la evaluación, es decir, que necesitamos sustituir una evaluación informal, basada en impresiones personales, por una evaluación formal, basada en criterios.

A continuación, la intervención se centró, en primer lugar, en hacer un análisis de lo que no debería ser la evaluación educativa y que nos decía, allá por 1995, Miguel Ángel Santos Guerra en su ya clásico libro “La evaluación: Un proceso de diálogo, comprensión y mejora.”

Cómo contrapunto hablamos de lo que debería ser la evaluación educativa.  Para ello revisamos los principios que Neus Sanmarti nos ofrece en su libro “Diez ideas claves: evaluar para aprender”. Pues creemos que es un buen ejercicio revisar lo que entendemos por evaluación a la luz de las excelentes aportaciones de esta autora.

También revisamos algunos conceptos generales sobre evaluación y sus diferentes modalidades según quién la realice o el momento en el que se lleve a cabo. Sin olvidarnos de los aspectos normativos de acuerdo a los que  debemos realizar nuestra tarea de evaluar, donde los alumnos tienen todo el derecho a conocer los criterios de evaluación, de calificación y por supuesto los instrumentos a través de los cuales realizaremos nuestras valoraciones. Concluimos este apartado diciendo que si tuviéramos que reducir a una acción o significado la evaluación lo haríamos diciendo que sobre todo debe ser “REGULACIÓN”.

Dedicamos después un amplio espacio a la reflexión sobre la evaluación de competencias básicas, qué nos aportan y qué nos exigen cumplir con este requisito para adecuar nuestros planteamientos a esta visión más amplia y, a la vez, más precisa, de lo que debemos hacer para conocer el nivel de desempeño de cada alumno en torno a la adquisición de las competencias básicas. Para ello planteamos ¿por qué tenemos las competencias básicas? Hablamos de la gran dificultad que se les presenta a los docentes para llevarlas a la práctica, pues se les ha ofrecido  una definición semántica, cuando lo que realmente necesitan es una definición operativa, es decir una relación clara de éstas con los elementos del currículum. Para ello hablamos de cómo pasar de los objetivos, contenidos y criterios de evaluación a los indicadores y rúbricas para evaluar los aspectos más concretos de las competencias.

Finalizamos con un ejercicio práctico, en el que los estudiantes tenían que relacionar los elementos curriculares contenidos en sus unidades didácticas, que previamente habían elaborado, con el fin de encontrar los criterios de evaluación con los que evaluarlas, desglosar estos en indicadores e identificar las competencias básicas que, en cada caso, alcanzarían los alumnos al desarrollar su trabajo en el aula.

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